Érase una vez, una niña llamada Mar, era una niña que se pasaba el día jugando y aprendiendo. Incluso de noche, porque…se ponía un pijama muy especial que le hacía soñar y vivir muchas aventuras junto a su amigo “El Pequeño Faraón”, él era quien le había regalado ese pijama mágico para que Mar, cada vez que se lo pusiera, pudiera llamarle e ir juntos a investigar, resolver misterios o ir de expedición.
Una de esas noches se puso Mar su pijama y el Pequeño Faraón apareció; le pidió que le ayudara a buscar el tesoro de su padre, Tutifrutimón, que había desaparecido. Era el tesoro más valioso que poseía.
Empezaron los preparativos, metieron en sus mochilas provisiones, agua y comida, linternas, cuerdas, pilas... y todo lo necesario para adentrarse en las pirámides. Era allí donde se había perdido el rastro del tesoro.

Oh, oh…se están acabando las pilas ¡nos hemos quedado a oscuras! - grita el Pequeño Faraón.
¡Tengo pilas en mi mochila!, las cambiaremos. - Contesta Mar.
Una vez sustituidas las pilas, encendieron de nuevo las linternas y vieron unos brillantes insectos que se colaban por debajo de la pared que tenían en frente y que les impedía continuar avanzando.
No podemos continuar, - dice el Pequeño Faraón.
Tiene que haber alguna manera de pasar, - dice Mar.- Busquemos….
Comienzan a mirar por todos los rincones y “Ajá”, un pequeño saliente en la pared invita a llamar. Apretaron el resorte y … La pared giró hasta verse una gran sala iluminada con antorchas y allí estaba el tesoro. Los Papiros Mágicos del Faraón Tutifrutimón.
¡Qué contento se va a poner cuando le digamos que hemos encontrado los papiros! - dice Mar.
Tutifrutimón se puso muy feliz, dio las gracias a Mar y a su hijo. Como recompensa les regaló uno de sus libro-papiros más preciados: Cómo construir una máquina para viajar en el tiempo…
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